SRTA. VIVIAN MAIER



SRTA. VIVIAN MAIER









Su historia habla por sí sola. Plasma su vida en su fotografía, involucrando todo, hasta el más mínimo detalle de sus vivencias; su profesión de niñera y su amor/odio hacia lo infantil introduciendo a niños en las imágenes, su personalidad tan trastocada por la violencia incrustando miradas penetrantes o incluso amenazantes, yendo así a barrios conflictivos, hasta el amor o la ternura que nunca obtuvo resaltadas en algunas fotografías aún teniendo un gran rechazo hacia a la figura masculina y lo que conllevaba en la época y conlleva en ocasiones ahora.
Pero todo esto que ahora mismo sé y comparto no sería posible sin la gran pasión y dedicación que ha destinado el estudiante John Maloof. Fue algo casual, tanto, como que compró una caja por 380 dólares, con aproximadamente 100.000 negativos en la casa de subastas de Chicago.
A partir de ahí comenzó la aventura de John explorando la vida de Vivian Maier.
Primero la buscó en internet, puso su nombre y presionó el ''enter''.
Nada. Absolutamente nada.
Al no encontrar respuestas, publicó 200 fotos, y contactó con galerías para poder exponerlas. Fue un éxito, las webs donde había publicado las fotos estaban a rebosar de comentarios positivos y eso le alentó a seguir buscando. Pero quería saber más, quería averiguar quién estaba detrás de ese gran trabajo.
Volvió a buscar su nombre en  internet y encontró el motivo de muerte ''Murió en paz'', cuando buscando entre sus cosas encontró una dirección, y a continuación un teléfono. Llamó y preguntó por Vivian Maier y al otro lado del teléfono le contestaron que era su niñera.
John Maloof no entendía nada al oír la palabra ''niñera'', también le mencionó que no sabía si tenía familia, y que nunca tuvo ningún romance o hijo que ella supiera, pero que era como su madre. Él preguntó si guardaban algo de Vivian, y le explicó que tenían una habitación con sus posesiones almacenadas y que iban a tirarlas, porque guardaba absolutamente todo.
Entonces tras haber estado insistiendo, John consiguió que le dejaran ver sus pertenencias y al menos guardarse algo. Hasta tal punto conservaba sus bienes que dentro de un pequeño baúl de piel con rollos de películas sin revelar en su interior. Y en estos, había dientes.
Folletos, pases de autobús, notas, sombreros, blusas, zapatos, incluso cheques de impuestos sin pagar al gobierno. Al verse abrumado con tanto trabajo de clasificación, pidió ayuda al departamento de fotografía MoMA, que le comunicó que en aquel momento no podían recibir su trabajo ni ofrecerle ningún servicio. Después de no recibir el apoyo que necesitaba, se propuso escribir un libro y hacer una exposición, que más adelante realizaría en Chicago.
En ese momento el mundo conoció a Vivian Maier, aparecía en periódicos, en los informativos como la fotógrafa salvada del anonimato. Su trabajo era todo un éxito en los medios de comunicación pero John quería una opinión más profesional y entrevistó a varios fotógrafos que enumeraron las mismas o muy parecidas frases: que tenía buen ojo, que captaba perfectamente los sentimientos que transmitían las personas, y que por qué no publicó su trabajo. Seguía teniendo curiosidad así que examinó de nuevo sus cosas, tickets, lugares donde pudiera haber un número de teléfono, y encontró uno, de su vecina. Y a partir de ahí a muchos de los niños a los que había cuidado nuestra niñera. La imagen mental que tenía John Maloof quedó completamente destruida cuando vio sus primeros autorretratos. Se escondía detrás de ropa ancha y sus botas militares decía un amigo suyo de la universidad que fue entrevistado. Era muy alta, medía 1.80-1.85, y tenía una bicicleta motorizada afirman sus amigos. Pero en lo que coincidían todos era en que siempre llevaba su cámara colgando. Su cámara, una Rolleiflex que hacia las fotos desde abajo, lo que le daba una magnitud increíble. Dicen que era muy reservada, y que lo primero que hizo al llegar ático que había alquilado pedir un candado para cerrar su habitación, y que nadie excepto ella pudiera entrar. Cuando llegó llevaba consigo un montón de cajas, y cuando le preguntaron, mencionó que traía toda una vida con ella. Vivian no era una persona muy sociable, pero John entrevistó a una amiga suya, con la que hablaba siempre mientras sus hijos y los niños que ella cuidaba corrían y jugaban. Y expresa claramente, ‘’ Ella amaba a los niños y los niños la amaban a ella ‘’. Una de las que cuidó fue Sarah, y ella decía que tenía sus manías y que cuando se iban todos juntos, siempre hacían una parada en una tienda de chucherías donde daban muestras gratis y vaciaba todo el recipiente en su bolso. A uno de aquellos chicos a los que quería tanto, le atropelló un coche mientras iba en bici, y su hermano recuerda que en vez de preguntarle cómo se encontraba no paraba de hacerle fotos, a él y a las reacciones de su madre al verlo tirado en el suelo. John afirma que posee grabaciones en las que pregunta sobre política a distintas personas, y no se sorprende de que luego hiciera videos las calles y, de la gente. Él piensa que es como una periodista de la época o algo por el estilo, porque si no, no tendría sentido que grabara todo eso, si no era para contar lo que pasaba en ese momento. En la universidad, fingía acento francés, y también dio un nombre falso, lo que hace que John se obsesione aún más en encontrar respuestas y decida entrevistar a una señora que garantizaba que era una clienta habitual. Esta señora también intentó que le dijera su nombre real, pero no lo consiguió y le preguntó a John:
¿Por qué nos dio un nombre falso? Había gente que prefería que le llamara Viv, otros Srta Maiers, o Vivian. ¿Es que quería ser otra persona?
Maloof halló que despreciaba a las personas que le contrataban y le pagaban mal sus servicios, ella se identificaba con los pobres. Su casera de Nueva York confirma que el primer trabajo de tuvo allí, era clandestino, y que no veía el sol, ni salía al mundo exterior, y que por eso se atrevió a ser niñera. John le preguntó a un cercano suyo lo mismo, porque era niñera, y él le respondió que probablemente porque se sentía más libre y tenía tiempo libre, más tiempo para la fotografía.
Hubo un punto de inflexión en la vida de Vivian. Justamente cuando de repente le dijo a su jefe: 
’Voy a viajar por el mundo. Regreso en ocho meses’’. Y así fue, hizo las maletas y emprendió el mayor viaje de su vida. Bangkok, Tailandia, Egipto, India, Yemen y toda Sudamérica. 
Solo ella y su cámara.
Es curioso porque preguntó a sus amigos, si sabían algo personal de ella, sobre su pasado, o mismamente donde había nació, y todos dijeron en Europa, claro al oír que John les decía que en Nueva York se sorprendieron y se dieron cuenta de que su amiga era más introvertida de lo que pensaban, su nacimiento fue concretamente el 1 de febrero de 1926 y tenía únicamente origen y familia francesa. En el archivo de Nueva York, John pide sus datos, y le revelan, que la Srta. Maiers, dio toda su herencia a una amiga, por razones que ella sabía, acción que nos advierte de que no tenía una buena relación familiar.
Vivian era una persona muy reservada, y no sabemos realmente si quería que se publicaran todas estas fotos o no, pero lo que sí sabemos es que en un momento de su vida, resolvió este dilema. Y se dio cuenta de que era necesario que las enseñara. Lo hizo con un pariente suyo de Francia. Pero antes de este gran hallazgo para él, tuvo que buscar la aldea en la que habitó. Examinando de nuevo fotos, Maloof comprendió que volvió a su lugar de origen, al ver que tenía fotos en distinto tiempo de un mismo lugar, de una pequeña aldea. Y buscó a través de las fotos de Vivian torres o casas que señalizaran que pueblo podía ser en el ella vivió. Hasta que por fin la encontró, Saint Julian, 250 habitantes.
Y buscando a Vivian viajó allí. Al llegar entrevistó al alcalde, que le dijo que las personas que la recordaban era porque era diferente, en esa época nadie hacía fotos a n ser de que hubiera un acontecimiento importante. Afortunadamente, John encontró a su último primo que guardaba muchas cosa de ella y su familia, tanto fotos suyas de pequeña, como  fotos hechas por ella.
Y allí encontró una carta muy importante, en la que le decía a su tío que le gustaría hacer negocios con él, negocio fotográficos, ya que él era un fotógrafo al que ella admiraba, y le dijo que le mandaría unas fotos para que las imprimiera con un acabado satinado y le informara si le interesaba la propuesta. Después de esta gran noticia, John Maloof, volvió a Nueva York inmediatamente y pidió ayuda a un laboratorio para revelar las fotos porque era de algo que no podía ocupar él solo. Vieron revelados, trabajos que Vivian no pudo ver. Al fin consiguió que las fotos de Vivian fueran expuestas en una galería, a lo que el dueño dijo que al principio no estaba seguro de involucrarse o no en este proyecto. Pero no es tan fácil porque las instituciones no reconocen aún el trabajo de Vivian porque solo trabajan  con el resultado final y todo el proceso lo ha tenido que hacer la fotógrafa, en este caso Vivian. Y es frustrante por que John Maloof sabe perfectamente que esto se ha hecho con otros artistas, pero nadie quiere hacerlo con Vivian.
John ahora decide saber más sobre la Vivian niñera, y comienza a entrevistar a los niños a los que cuidó durante esa época. Habla con Inger y su amiga de la infancia que fueron cuidadas por ella en Minnesota. Inger nos relata, siempre iban por los barrios más peligrosos y le hacía fotos a la gente pobre, hasta tal punto que su madre tuvo que llamarle la atención para que dejara de hacerlo. Su casera de Nueva York le dijo a John que le encantaban los titulares del periódico en los que mostraba la locura de la humanidad. Tenía toda su habitación llena de esos periódicos, montones de ellos, desde el suelo al techo. Había veces que abandonaba a sus propios niños, para tomar alguna fotografía, luego la policía los veía solos y les decía que no podían escapar de su niñera, y ellos le contestaban que su niñera era la que había escapado de ellos. Esa misma joven nos declara que ocurrían ‘’accidentes’’ que no lo eran, como un niño gritando encerrado en una habitación a oscuras. Otro ‘’niño cuidado’’ explica que tenía como un lado oscuro, y que odiaba a los hombres. Inger cuenta que más que odiarles, les tenía miedo, solamente que se acercaran a ella ya lo consideraban un ataque. Su amiga dice que está completamente segura de que la maltrataron de alguna forma. Cuando era pequeña, Inger contó a sus padres que Vivian le forzaba a comer, pero no cómo lo hacía; le metía la comida hasta la garganta, y le ahorcaba para que finalmente se la tragase, una y otra vez. Asegura que la primera vez que Vivian le pegó, fue cuando tenía cinco años, y estaba aprendiendo a atarse los cordones, y no lo estaba haciendo bien, y le agarró y le golpeó la cabeza contra un librero, cuando se enfadaba con ella le pegaba con cosas. Hasta que tuvo ocho años y pudo escaparse de ella, ya era lo bastante fuerte. Su casera quería que Vivian hubiera permanecido más tiempo con ellos, pero sentía que ella quería pasar a formar parte de la familia y tampoco quería eso. 
‘’Creo que mis padres no se dieron cuenta, hasta qué grado sufría una enfermedad mental’’ dice una de los niñas que fueron cuidadas por ella. Cuando una de las personas para las que trabajaba, la casera, dio parte de sus periódicos a un vecino ella y su hijo afirman que se volvió loca preguntándose por sus periódicos, que porqué se los había dado, y la casera respondió que eran suyos y había demasiados. Su hijo recuerda cuando le dijeron que Viv no iba a seguir viviendo con ellos porque se había vuelto loca.
Una de sus mejores amigas, la vio por última vez en la playa y recuerda que Vivian le gritaba háblame, tú eres mi amiga. Hoy en día se siente aún muy mal por eso, por haberle dejado sola.
Inger recuerda que una vez le llevaba a un lugar sorpresa, no le quería decir a dónde. Le llevó a un matadero, Se acuerda de que había un tráiler con ovejas y que luego las tiraban muertas. Dice que no le molestó, solo le pareció raro, no podía entenderlo. Después de estos testimonios John, fue al último barrio donde la Srta. Maiers vivió. Siempre se sentaba en el mismo banco, sus vecinos la tenían como una solitaria y excéntrica mujer, que les gritaba cosas sin sentido o que tenía un gran sentido del humor según otro vecino. A este vecino fue al que le avisaron cuando se desmayó y se cayó del banco en el que solía estar. Se la llevó la ambulancia aunque ella intentó quedarse y le preguntó si podía hacer algo a dicho vecino, pero no era posible. Y  después de aquello Vivian Maier murió, sin que nadie supiera nada de ella. Fue enterrada en unas gargantas, una especie de bosque cercano a la ciudad donde los niños solían jugar y disfrutar de la naturaleza. Su amiga dijo que era un lugar donde sus hijos recordaban que fuera feliz.
El sistema artístico sigue sin reconocer a Vivian Maier como una fotógrafa, pero eso a la gente no le importa, porque son capaces de valorar por sí mismo sus obras y ver que es una gran artista. Su trabajo está en galerías de Nueva York, los Ángeles, Londres, Alemania, Dinamarca, incluso hay una exposición en Saint Julian, donde las personas que mostraban las fotos después de tantos años, se encontraron con su yo real.
John después de esta gran investigación comprende, que es imposibe saber todo sobre una persona, que apenas contaba nada a sus amigos cercanos, que no sabían ni donde nació o si era realmente francesa o no.
No podemos saber porque era tan reservada, quizás n hubiera un motivo, quizás era solo su forma de ser, ¿Quién sabe? Ya no podremos preguntarle.
En mi opinión, creo que Vivian, quería que pasara esto, o algo muy similar. Porque al ver como hablaban sus amigos de ella te das cuenta de que era una persona muy cerrada y reservada para sí misma, pero creo que le hubiera encantado trabajar con su tío de fotógrafa aunque no fuera famosa, solo poder vivir con lo que le gustaba, tener un colchón financiero, ya que ser niñera no es que esté muy bien pagado. Aun así creo que a la Vivian fotógrafa si le hubiera gustado esto, pero después de su muerte o quizás que le reconocieran el buen trabajo que hizo.
Las fotos, yo creo que era una forma de comunicarse, de expresar todos sus sentimientos reprimidos, esa violencia, todo su amor por lo grotesco, su menosprecio a riqueza y su identificación por los pobres. Esas fotos plasmaban su forma de educar siendo niñera, enseñándoles a los niños formas de vida en las que pueden acabar si no consiguen un buen trabajo, o enseñándoles actos crueles como la muerte de animales, para enseñarles cómo funciona el mundo, yo creo que es una forma de hacerles madurar antes aunque no lo entiendan. No creo que es la mejor forma de educar a un niño pero sus educaciones no se pueden cambiar ya. Otras transmiten la envidia hacia el amor y la ternura que nunca tuvo.
Es como si ella ya supiera que su trabajo iba a ser revelado en algún momento, cómo si ella tuviera claro que hiciese lo que fuera iba a ser expuesto, tenía seguridad en ser buen apero yo creo que no tenía claro de ver que decía esta sociedad sobre ella o mejor que avanzara el tiempo.

En parte si y en parte no. Porque ella quería explorar el mundo, conocerlo, e hizo lo que quiso porque en vez de estar recluida en un negocio clandestino, decidió que era mejor aunque fuere ser niñera y poder salir a la calle y hacer fotos a todo. Creo que nunca se hubiera aceptado a sí misma siendo fotógrafa.

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